sábado, 20 de septiembre de 2008

El Jefe (el empleado de)...

Antes que nada el lector debería ver lo siguiente.


Estuvo muy bueno poder formar parte de una grabación siendo únicamente actor. No es lo mismo estar enteramente concentrado en una cosa que andar con varios pensamientos y preocupaciones en la cabeza. En este caso, mi única preocupación era poder interpretar bien el papel.

Yo ya sabía cómo era. Un tipo nervioso que va a ver al jefe, quien no solo es un "hdp" sino que también tiene una especie de poder sobre él, fuera de lo común. Al menos eso fue lo que interpreté del guión.

Con esa interpretación y sin indicaciones más que un orden general de los sucesos comencé el primer ensayo. Acá viene la parte importante. De actuación, toscamente recuerdo haber leído no se de dónde ni cuándo que los actores tienen básicamente dos caminos: o bien simplemente actúan, hacen como que hacen/sienten tal cosa, o bien se convierten en el personaje que interpretan, realmente hacen/sienten tal cosa. Siempre pense que la posta sería ser el personaje, ir más allá de hacer como que. En ese momento entonces intenté realmente estar nervioso. Intente manipular de alguna forma mi cuerpo como para que yo realmente me ponga nervioso. Respiré con una leve agitación, me moví en el lugar, y luego sentí que me aumentaba el ritmo cardíaco, cosa que inicialmente yo no me había propuesto. En cierta forma estaba funcionando.

Luego entré, tuvimos el primer ensayo. Lo más problemático recuerdo que fue no distraerme con la cara de mi co-protagonista, que la verdad es que me causaba mucha gracia. No es muy difícil darse cuenta que lo que pasaba era que "Iván" salía a la superficie y vencía a "El Empleado". Para explicar aún más: a mi esa cara me causaba gracia, pero a El Empleado seguramente lo hubiera puesto más nervioso todavía. Entonces en este sentido no pude realmente sentir, ser El Empleado, que fue lo que me propuse inicialmente. 

Por otro lado me pasó que me olvidaba qué era precisamente lo que hacía. En el teatro esto no es un problema grave, pero en el cine, puede serlo. Hicimos algo así como 6 o 7 tomas en total, repartidas entre 4 set-ups, 4 posiciones de cámara. Pequeñas variaciones tan insignificantes como tener la cabeza inclinada hacia la izquierda o la derecha, pensar mirando para arriba o para abajo, son un dolor para el editor. De hecho esto se ve muchísimo. Y no quiero desarrollar demasiado porque les voy a arruinar la salida al cine. Olvídense completamente de este párrafo, a menos que estudien cine o por algún otro motivo similar ya el cine no sea lo mismo que antes.

Me resulta interesante además recordar qué pasaba por mi cabeza en esos momentos, es interesante recordarlo porque no puedo recordar nada. Solo puedo recordar que nada pasaba por mi cabeza. Y acá uno podría decir "Ah, pero eso no está bien, vos tenés que estar pensando en lo que pensaría El Empleado, o estar pensando qué es lo que tenes que hacer como que". Y eso es cierto, sin duda.  Creo (y resalto el "creo" porque es mi opinión, de actuación yo no se nada excepto lo que se me ocurre a mi) que lo que debería tener el actor es en primer plano el pensamiento del personaje, y en segundo, inconsciente, el resto de las cosas formales de la actuación, fijando los límites, pero sin estar presente conscientemente. Este creo desde ya que muy tentativo, porque es la primera vez que me pongo a analizar qué es lo que ocurre no voy a sacar nada. Es por eso que en el futuro debería ir explorando más cómo es esto, cómo funciona realmente. Es muy interesante. Está muy bueno. En este momento se me ocurriría cambiar la expresión "pensar como el personaje" por "sentir como el personaje", porque eso es realmente lo que pasó. Yo intenté sentir en el sentido de ser sin pensar en ser

Hay mucho para decir pero realmente no quiero que esto sea extremadamente aburrido. Ahora que he terminado invito, si se quiere, a volver a ver el corto.

Finalmente quiero decir que inicialmente cuando vi el resultado me sorprendí, pensé que iba a ser malo. Pero no, la verdad es que estoy satisfecho porque fue una experiencia muy buena de vivir y el hecho de no haber tenido ningún tipo de preparación para el papel me hace pensar "Ah! Y si tuviera preparación?". Lo que no me gustó y considero un error mio es que cuando me voy, cuando dejo la silla, el rostro no se me ve tan traumado como estaba en el primerísimo, discontinuando el estado del personaje.

1 comentario:

Luciano Salerno dijo...

No pude dejar de pensar, mientras leía el texto, en las clases de dirección de actores, que no son otra cosa que un taller de actuación. El tema de un buen actor, se supone, es pensar y sentir absolutamente como si lo que le pasa al personaje le está pasando a él (al menos esto le entiendo a mi profesor-actor). De ahí la memoria sensorial y la memoria emotiva. Uno usa su propia vida para sentir lo más similar posible a lo que sentiría en esa sensación. Bien hecho el ejercicio.